Un enfoque integral para mejorar la Calidad de tus Óvulos y tu Reserva Ovárica.
- Jorgelina Diaz Cabrera (Mujer Sandía)
- 3 jun
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 10 jun
Cuando hablamos de fertilidad, hay un tema que siempre aparece: la salud de los óvulos y nuestra reserva ovárica. La edad influye, sí, pero lo más importante es que hay muchísimo que podemos hacer para mejorar la calidad de nuestros óvulos y nuestra fertilidad, independientemente de la edad o el diagnóstico.
Lo que realmente marca la diferencia es encontrar el equilibrio, combinar la nutrición adecuada, reducir la inflamación y mantener las hormonas en armonía. Todo conectado, todo trabajando en conjunto. Y te voy a contar cómo empezar a cuidar esos pequeños tesoros.
Nutrir nuestras células: Para tener óvulos de calidad, primero debemos cuidar las células. Dos nutrientes clave:
Betacarotenos: Estos antioxidantes ayudan a la regeneración celular y son esenciales para la salud de los folículos. Los encontrás en alimentos de colores vivos como zanahorias, calabazas, batatas, morrones rojos y mangos.
Vitaminas antioxidantes (C y E): Protegen el ADN de los óvulos, ayudando a mantener su calidad y protegiéndolos del daño oxidativo. Son como una barrera protectora.
Reducir la inflamación crónica
La inflamación crónica es una de las principales enemigas de la fertilidad. Cuando el cuerpo está inflamado, el sistema inmunológico entra en modo “alerta” y eso afecta nuestro equilibrio hormonal.
Algunos alimentos que pueden generar inflamación son:
Gluten
Lácteos
Azúcar
Alcohol
Comidas ultraprocesadas
Escuchar a tu cuerpo es esencial, y cuando puedas, reducir estos alimentos es un paso clave para darle un respiro a tus hormonas.
Controlar los picos de glucosa
El azúcar en sangre afecta directamente la salud ovárica. Cuando hay picos de glucosa, las mitocondrias (las “centrales energéticas” de nuestras células) se ven alteradas, y esto genera estrés oxidativo, inflamación y más desajustes hormonales.
Para mantener los niveles estables, te paso algunos tips:
Comé en orden inteligente: Primero fibra (verduras), luego proteínas y grasas, y por último los carbohidratos.
Arrancá siempre con verduras: Esto mejora la digestión y regula el azúcar en sangre.
Desayuná salado, no dulce: Evitá las harinas y azúcares a la mañana. Elegí huevos, palta, vegetales o frutos secos.
Guardá lo dulce para el final: Si vas a comer algo dulce, dejalo para después de la comida.
Tomá vinagre antes de comer: El vinagre de manzana puede ayudarte a reducir el picoglucémico y mejorar la sensibilidad a la insulina.
Movete después de comer: Una caminata ligera de 10 a 20 minutos puede ayudar a que la glucosa entre en las células sin tanta insulina.
Combiná siempre tus carbohidratos: Sumá grasas o proteínas a tus carbohidratos para que el azúcar se absorba más lentamente.
Hierbas para depurar y equilibrar el cuerpo
Las hierbas son aliadas poderosas para depurar el cuerpo y equilibrar las hormonas. El diente de león, por ejemplo, es excelente para apoyar la salud del hígado, un órgano clave en el proceso hormonal. Un hígado saludable es esencial para metabolizar las hormonas y reducir la inflamación.
Cuidar la microbiota intestinal
Una microbiota intestinal equilibrada es fundamental para reducir la inflamación y mejorar la absorción de nutrientes esenciales para una reserva ovárica saludable. Incorporar alimentos probióticos como yogur, kéfir o chucrut puede hacer una gran diferencia en este sentido.
Manejo del estrés
El estrés crónico puede afectar seriamente la fertilidad. Cuando estamos estresadas, el cuerpo libera cortisol, una hormona que altera el equilibrio hormonal y puede dañar la calidad de los óvulos. Practicar yoga, meditar o simplemente hacer respiraciones conscientes puede ayudar a mantener el cuerpo relajado y reducir la inflamación.
Mejorar la calidad de los óvulos y la reserva ovárica es un proceso integral. No es cuestión de hacer cambios aislados, sino de trabajar en conjunto en cada aspecto: cuerpo, mente y energía. Es un camino que te invita a verte como un todo, capaz de mejorar y restaurarse, porque tu cuerpo tiene un potencial inmenso para sanar.
Este camino requiere trabajo constante, sí, pero también un enfoque holístico que no solo aborda la nutrición, sino también el equilibrio emocional, la gestión del estrés y el cuidado de tu energía vital.
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